Cuando la vecina de Elena se va de viaje, le encomienda la tarea de regar sus plantas y cuidar de Pepito, un canario que canta como Montserrat Caballé. Para más inri, también le advierte que su nieto pasará unos días en el piso. Un nieto al que ella no conoce. Lo que no espera Elena, es encontrárselo por primera vez completamente desnudo, y con las manos en su... ejem, en su bien proporcionado paquete. Elena huye despavorida muerta de vergüenza. Vergüenza que por lo visto, a él le sobra cuando, al día siguiente, encuentra una nota en su casa que dice:"¿Para cuándo otra visita, querida vecina?" ¿Será posible? ¡Si ella solo iba a regar las plantas!