Una relación estable, una enfermedad y un viaje. Así describiría yo lo que fue mi vida. Dejé todo, mi chico, mi casa, absolutamente todo por mí mejor amiga sin dudarlo. Así que, cuando volví con el rabo entre las patas, el que ahora era mi exnovio me odia y, encima, había rehecho su vida con una rubia de metro setenta que vivía con él en NUESTRO piso. Mis amigos se pusieron de parte de él, como era de esperar, y tuve que comerme con patatas la situación. Fue duro al principio, más cuando me juzgaban sin saber qué era lo que había pasado y por qué me había ido así. La verdad empezó a salir a luz y todo se salió de control.