¿Qué hubiera pasado si Hogwarts hubiera tenido otra protectora además de McGonagall? ¿Y si Dumbledore hubiera tenido a una joven amiga a la que pedir ayuda en la lucha contra "el que no debe ser nombrado"? ¿Qué hubiera sido de Severus Snape si hubiera tenido una hija que hiciera su mundo un poco menos oscuro? Elena Snape, hija del profesor más antipático de Hogwarts, la alumna modelo y perfecta slytherin. La chica callada e introvertida de la última fila, la de los peculiares poderes debido a la sangre de su madre ninfa, que en la guerra por librar tendría un papel más importante del que nadie creería. Aunque George Weasley la hubiera descrito como "la rarita mimada de los profesores".