La curiosidad mato al gato. Seth lo sabía. Su hermana lo sabía. Ellos lo sabían. Los habitantes de Greyfalls nunca vieron el peligro hasta que fue muy tarde. Jamás pensaron que su locura llegaría a tanto. No tenían control, ni remordimiento, ni sensatez. Al menos el gato murió sabiendo la verdad. ¿No es así?