Luego de la muerte de Wei Wuxian por proteger a los Wens todas las sectas se reunieron en Lanling Jin para celebrar por derrotar el mal como ellos decían, sin saber que aquella secta llena de oro y peonias los estaba engañando en sus propias narices sin darse cuenta. En los recesos de las nubes se encontraba un joven de unos veintidós años acostado boca abajo mientras en su espada se veían unas horribles heridas que por supuesto le dejarían cicatrices de por vida aunque le dolía como el infierno su espalda lo que más le dolía era su corazón al escuchar la noticia del asedio que terminó con la vida de aquel joven de hermosa sonrisa, aquel joven que fue castigado con el látigo de disciplina por defender al cultivador demoníaco inocente quién era su amor secreto; provocó ira, decepción y repulsión a los de su secta por defender al antiguo discípulo principal de Lotus Pier pero de lo que estaba totalmente seguro era de que jamás se arrepentiría de aquella decisión aunque lo volvieran a castigar con otros 33 latigazos.