Jade Mackenzie odiaba con el alma a su jefe, Caín Sloan. ¿Y cómo no? Pese a su atractivo masculino y sensual aura, capaz de hacer temblar las piernas de cualquier mujer con solo una mirada, aquel hombre era la personificación del mal, un demonio cuyo único propósito era torturarla en el infierno al que llamaba "trabajo". Pero no podía quejarse, después de todo, el sueldo que ganaba cubría todos sus gastos, y los de su familia.
Por eso, logró adaptarse al duro ambiente laboral, hasta que un pequeño error al confundir unos documentos desató la ira de aquel hombre. Y, ante las palabras: "¡Estás despedida!" que sus carnosos labios emitieron con furia, ella solo fue capaz de responder con una mentira: Jefe, ¡Estoy embarazada!".
Nunca imaginó que aquello traería consigo un sinfín de problemas.
¿Qué tienen en común una secretaria y un multimillonario, además del hecho de trabajar juntos y compartir el mismo espacio ocho horas al día, cinco días a la semana?
Clarisse fantasea con su jefe las veinticuatro horas del día, y el tiempo que pasa a su lado no es suficiente para todo lo que quisiera hacer con él. Sueña despierta, cada que puede olisquea el espacio por el que pasa y observa su perfecto rostro cada que lo tiene cerca. A veces pasa sus dedos por la fina y costosa tela que cubre sus brazos, lo idólatra en silencio porque sabe que alguien como él nunca se podrá fijar en una mujer como ella. Siendo una chica tan simple, como ella se define y usando la ropa que usa es imposible que alguien como Tanner Russel se fije en ella.
Hermosa portada hecha por @AnddyFernndez