Nunca le he tenido miedo a nada en la vida y cuando digo nada es nada, ni a los fantasmas, ni a vivos ni a muertos, ni siquiera tenía miedo a morir. Hasta que ese día, ese 7 de Noviembre, esas palabras que al llegar a mis oídos hicieron que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, todo el miedo que nunca sentí llegó a mí en cuestión de segundos. Tan solo pensar en eso... Mis ojos se inundaban de lágrimas, lágrimas que no podía detener.