Era un día llovioso, pero se sentía diferente, no solo era el ambiente nostálgico que por sí misma daba la lluvia de fondo, era una corazonada, el hermoso chico de ojos verdes pero tristes que estaba acostado en su cama observando el techo de su habitación como si fuera lo más interesante, sentía que algo estaba a punto de pasar, algo grande pero no podía adivinar con certeza si algo bueno o malo.
Harry creció siempre leyendo sobre historias de amor y escuchando la música más romántica, se creería que era un romántico empedernido, la verdad era que nunca había tenido pareja nunca nadie le había hecho sentirse atraído de esa forma, entonces las personas a su alrededor pensaban que quería esperar a encontrar a esa persona especial y vivir una historia como esas que tanto le fascinaban.
Y no se equivocaban, Harry quería poder tener todo eso, pero había algo, algo que lo hacía sentir diferente y no de una buena forma, algo que lo hizo siempre sentir que había algo malo con él.
Y no, no estoy hablando de su sexualidad, Harry tenía más que claro que era abiertamente bisexual y tanto él como las personas que lo rodeaban lo entendían y lo apoyaban totalmente.
Pero entonces. ¿Qué era eso que lo hacía sentir que había algo malo con él?
Tom Riddle logró salir del diario en el momento que le hacía creer a Harry Potter que lo había derrotado, aunque la realidad fue que Tom aprovechó para escapar y volver a tomar lo que perdió hace unos años.