Él observa su figura y se fascina, mira desde la lejanía a aquel ser que lo deslumbra y sin poder evitarlo añora estar a su lado. La figura nunca lo mira, pero a él no le importa, es un espectador silencioso, espera tranquilo y emocionado mientras la figura trabaja. Él quiere cortejar a aquel ser, desea estar a su lado a pesar de que no tiene ninguna probabilidad de ser aceptado, pero él ama soñar y en sus sueños ambos se pertenecen.