como el dia y la noche

Lo vi irse cuesta arriba con su mochila como de costumbre, tranquilo pero con una felicidad notable. Ese es el chico que conocí, al que siempre envidiaba desde una esquina.
Pensaba en todo lo que me acompañaba desde mi niñez mientras me refugia a del sol bajo un árbol. Ya no tenía permitido llorar por ello, no mostraría mi debilidad, o me machacarian basta no dejar nada de mí.
Ya lo tenía asumido; jamás sería aceptado, jamás sería como los demás