- ¿Es enserio lo que me estás pidiendo mamá? ¿Tengo que recordarte la edad que tengo? -gruñó el rizado al teléfono mientras Anne volvía a suplicarle.
-Por favor Harry, nada te cuesta acompañar a tu hermana, no es como si no te gustaran los clubes y las fiestas, ¿Qué tiene de malo? -se escuchaba la voz fuerte a través del parlante del auto.
-Es una fiesta de adolescentes mamá, no tengo nada que ver ahí, además Gemma ya es una adulta responsable, puede ir sola.
-Harry, tu sabes los peligros que hay últimamente en las calles, me dejaría más tranquila si la acompañas, además, ¡es su cumpleaños!, ¿hace cuando no celebras con tu hermana por tu maldito trabajo? -siseo Anne enojada. Harry podía imaginarla con el ceño fruncido viendo el suelo con una mano en la cintura. Suspiró. Por su cabeza pasó la imagen de Gemma deprimida en su cuarto, viendo fotos de todos divirtiéndose en redes sociales. Gruñó. ¿Por qué tenía que ser tan buena persona?
-Está bien. Pero dile que pasaré como a las 9, necesito descansar antes de ponerme a cuidar a tu hija y a sus amigos. -bufó el rizado.
-Tu hermana Harry, no lo olvides. Y gracias cariño. Te amo. -el sonido de un beso se escuchó fuerte por todo el auto, mientras Harry aparcaba en el estacionamiento de su trabajo.
- Te amo -presionó un botón del volante y la llamada se dio por finalizada. Suspiró cansado.
Eran las 9 de la mañana y de repente quiso volver a la cama, sería un largo día, y tal vez si la suerte lo odiaba, una larga noche.
~Donde a Harry le toca cuidar a Gemma en su fiesta de cumpleaños en un club, mientras uno de sus amigos trata de seducirlo. ~
-Gemma, te lo suplicó, por favor -comenzó su voz cargada de una angustia y preocupación que nunca había mostrado antes-. Mírame a los ojos. Gemma, por favor, mírame -continuó suplicando como nunca antes había hecho.
Aunque él no quisiera tenía que sostenerla con fuerza para evitar que la joven siguiera con sus intentos de golpearse la cabeza contra la pared. Sus ojos desorbitados, su respiración, las cosas que murmuraban y sus intentos de autoinfligirse daño eran indicadores suavemente alamantes de que Gemma estaba teniendo una crisis severa.
Draco sabía que cada segundo era crítico y que necesitaba actuar rápido para evitar que ella se perdiera completamente en sus recuerdos traumáticos. Con una mezcla de firmeza y gentileza, mantuvo sus manos en las mejillas de la joven, intentando establecer ese contacto visual que podría ayudarla a anclarse en el presente.
-Gemma, ¿q-ué necesitas que haga para ayudarte? -susurró Draco con desesperación mientras mantenía su mirada fija en ella, buscando cualquier señal que le indicara cómo podría alcanzarla a través de ese abismo de terror en el que parecía estar hundiéndose.
Sus pulgares acariciaban suavemente sus mejillas, intentando proporcionarle un ancla física a la realidad mientras esperaba su respuesta con el corazón encogido
-Has hecho un excelente trabajo este tiempo. Has seguido adelante a pesar de todo. Por favor, déjame ayudarte ahora. Tu puedes con esto, yo lo sé. Eres más fuerte que esto. No dejaré que te robe la paz que tanto te ha costado construir. -
La voz de Draco era suave pero firme, mientras sus ojos grises buscaban desesperadamente una señal de reconocimiento en la mirada perdida de Gemma.
-Por favor, quédate un ratito más Gemma. Jamás en mi vida le he suplicado a alguien así como lo estoy haciendo contigo ahora, pero necesito que te aferres a este momento. Necesito que confíes en que puedo mantenerte a salvo. -