Su abuelo solía contarle todo tipo de historias cuando era niño. Sobre los colosales tiburones que aún habitaban las profundidades del océano. Los surcos estrechos y oscuros que nadie sabia a donde llevaban y que parecían no tener fin. Le hablaba sobre los cantos de criaturas marinas de las cuales no había antecedente alguno. Los inexplicables misterios que se esconden en aguas recónditas. Sin embargo, ninguna de esas historias lo hubiese preparado jamás para aquel verano en particular. O; dos años después de la muerte de su abuelo, Baji vuelve a Enoshima y se choca de lleno con la ausencia, el amor y los recuerdos del mar.