Fueron anocheceres de sereno pensando con el sonido del viento y tirando a la suerte cada minuto de mi existencia con el tiempo e imaginando que el pasado me devolviera mis ganas de tenerte a través de mi distancia. Poco a poco obtuve valor para ganarte ese corazón autónomo con mirada hacia el abstracto echado a la libertad como antojo y apagando el dolor de lo frio manchado con el extracto de ganar o hacerse una ilusión convertida en un reloj. Serías mi abrigo en el frio y te daría todo, aunque sienta lo toxico de perderme en el vacío de los miedos en medio de lo ciego y la desdicha del veneno sin nada con la sombría vida existencial de la invisibilidad. Aprenderé que las letras se pintan y se olvidan como una pequeña melodía sin ritmo, como la caricia sin abrazo y como el beso olvidado manifestado sin un sentido aparente con las pasiones prohibidas. Aprenderé que no es lo mismo estar cerca con la mentalidad puesta hacia un punto en apariencia, que querer con el alma sin ver la exterioridad de una forma no diseñada de la manifestación de la parte abstracta. A veces uno no es mejor sin sentirse aliviado con el interior y el futuro lo vemos a la vuelta de la esquina como nuestro límite del callejón y el destino nos vacila en el preciso momento en que todo el mundo te discrimina. A veces madurar es comprometerse con el respeto mutuo de quererse con la inocencia y la paz de abrir el horizonte de nuestra mentalidad y al saber analizar que existen muchas huellas dejadas con el pasar de una vida. La ansiedad es como seguir con lo mismo en medio de la intriga y el recuerdo fragmentado con el sufrimiento de vivir en el infierno de la nostalgia de ingenuidad acabada con la incertidumbre y la oscuridadAll Rights Reserved