Pérfido, traidor, alevoso, desleal, infiel, insidioso y perverso. Todas esas palabras Daphne se las atribuía a Harry como sinónimos de su nombre, sintiéndose apuñalada por una daga inmersa en cianuro y tensada por las manos de la perversidad. Nunca nadie le había roto el corazón como él, pero entonces nunca se habría percatado de la presencia de Zayn, que la obliga a tomar una decisión de amor. Un triángulo que debe ser reducido a sólo dos extremos. Exaltando una sola y única pregunta: ¿Harry o Zayn?