Un cadáver en un domicilio el 23 de marzo, pone en alerta al departamento de homicidios de la policía. Ariadna Torres, subinspectora del departamento, quiere demostrar sus aptitudes para resolver éste y un segundo crimen para el que su tiempo fue requerido, pero se verá obligada a trabajar con su compañero y superior, el inspector Lorenzo Vázquez, un hombre que no respeta los protocolos ni la metodología de trabajo en equipo. Ariadna se verá forzada a resolver este nuevo caso lo antes posible, debido al pasado que comparte con la víctima, pero si el departamento descubre que está implicada emocionalmente, no tendrán más remedio que apartarla de la investigación. Poco a poco, los fantasmas del pasado de la subinspectora se presentarán en comisaría y el caso cada vez se hará más complejo a la hora de saber cómo era la víctima en realidad, cuáles fueron sus últimos pasos antes de morir y, sobre todo, averiguar quién es el asesino. Mientras la investigación avanza y nuevos casos se acumulan en comisaría, el inspector Vázquez y la subinspectora Torres enterrarán el hacha de guerra, a nivel profesional, y estrecharán lazos, a nivel personal, con el fin de acelerar la resolución del caso. El comisario de la policía, Francisco Hernández, tendrá la mirada puesta en sus subordinados con el fin de asegurar el éxito en lo que se refiere al caso y evitar que la información de la investigación se filtre a los medios de comunicación.