¿Quién puedea compararse a su dolor? Nadie podría entenderlo. Ni siquiera se tiene una concepción a su enorme perdida ya que desde el inicio Fëanor lo perdió todo. Nadie trató de hurgar ese corazón de hielo y destrozado por el dolor de la ausencia, el abandono eterno al que estaba sometido por los Valar y Erú, pero por sobre todo; la duda. Aquel Elda creció sin madre que lo acompañara en sus primeros días de nacido, sin amor maternal en una tierra llena de, supuesta, beatitud y magia sobre una tierra que prometía ser, por los Valar, libre de dolor. Pero una sombra caminaba en su corazón solitario sin siquiera dejarlo a solas en noches de intranquilidad ni en noches solitarias. Fëanor no esperó a que el destino por Erú Ilúvatar fuera tan cruel como para arrebatarle todo en el mundo, al único que lo amó: su padre. 》Los personajes no me pertenecen, son del profesor J. J. R. Tolkien.