oh mi dulce niña de cabello del más oscuro color de la noche, de piel blanca como porcelana y ojos tan grises como la tormenta más profunda fuiste condenada a los infortunios del pasado, pasado del cual la gente se niega a rememorar con lo abrumador y desastroso de ese hecho tu alma, condenada a ser en lo que se espera que te conviertas y el caos que traerás a estas tierras oh ya me puedo imaginar lo que depara tu destino lleno de tristeza y soledad que las almas más bondadosas se apiaden de ti y que lo incrédulos se preparen para cuando pongas el mundo a temblar que mi reina se apiade de ti.
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