La joven que vivía de la poesía no era menos, no era más, era vida como los demás, la soledad la mentirá y la traición tenían agonizando su frágil corazón mientras la literatura se volvió su inspiración y sustento emocional creando diversos mundos de felicidad envolviendola en calidez. Más la verdad agonizante en su pecho seguía constantemente y fue ahí donde la poesía entro a su corazón dejando sin razón aquel temor. Dicen que perdonar es de sabios más la terquedad de mi corazón y la dignidad de mi razón no son capaces de dar una segunda oportunidad dejando verdades verso tras verso convirtiéndose en algo más que una liberación, una inspiración hacia el entorno de la vida dando paso a versos que componen el alma en memoria de tinta y verdades de papel.