Porque es mi deber. Te volviste mi responsabilidad desde que quedaste a mi cuidado. Y yo, como tú hermano mayor, te prometo a ti y al mundo, que no volverás a pasar por lo que pasaste antes de llegar aquí. Pero, prométeme, tú a mí, que no dejarás de ser tú mismo en todo momento, que siempre serás tú. Ya no tienes ataduras ni nada que te impida ser quien quieres y que actúes como quieres. Yo te daré el cariño que siempre quisiste tener. Los personajes no me pertenecen. Pertenecen a: Eiichirō Oda.