Ya nada me duele, siento que he sufrido demasiado para quejarme por lo que otras personas lleguen a hacerme. Mi cuerpo se niega a sentir, lo único que hago es vivir la vida, mi día a día fingiendo que soy un ser humano normal; lo que no saben es que solo soy un cascarón vacío. Un cascarón sin emociones y sin sentimientos que a lo único que se aferra es al anhelo.