Mientras escapaba, Bakugō se encuentra con un ebrio vejestorio en un bar quien le ofrece la propiedad de una mansión a muy bajo precio. Sin rumbo y sin un lugar en donde pasar la noche, ¿No era acaso aquella oferta, un golpe de suerte? De todos modos, no pierde mucho en caso de estafa ¿Qué tan malo podría ser? ¿Que si la mansión está embrujada? ¡Pff, los fantasmas son cosas de niños...! ¿Verdad? •Todos los personajes son mayores de edad.All Rights Reserved