Hermoso niño, bendito por la naturaleza, los dioses te otorgaron regalos para unir o dominar estás tierras. Tendrás una vida llena de dolor y sufrimiento, conocerás lo peor de la humanidad pero también lo mejor. Cuando cumplas tus dieciséis primaveras, el destino dicta, comenzarás tu travesía y cuando termine, tendrás a tus pies cada reino. Tu palabra se volverá ley para quien la escuché.
Dulce niño, que la tristeza ni la venganza guíe tu camino, que el amor o la ambición te lleven a tu destino.
Amado hijo, conocerás lo que una madre es capaz de realizar por sus hijos, perdóname por no quedarme a tu lado más tiempo.
Inocente chico, corre y no te detengas pues, aquellos que una vez ayudaste se levantaron en tu contra. No les dirijas la mirada, porque si lo haces, terminarás atrapado entre las garras de los humanos y serás usado como una herramienta.
Serás reconocido como el salvador de la vida o el tirano del fin. Tú qué eres hijo de la naturaleza, regalo de la vida y muerte, sin importar tu camino, jamás serás abandonado.