Shang Qinghua estaba asustado y confundido, no sabía que decir, no sabía qué hacer, no entendía a lo que su rey se refería.
-Está bien, lo has hecho bien, pero es hora de descansar, no tienes por qué hacer esto.
No sabía cómo se había atrevido siquiera a pensar que algo podía cambiar.Se había rebajado tanto que en serio era casi absurdo que aún pensara en pedir disculpas, por algo que el hizo con un fin totalmente diferente.