GIULIA//Edward Cullen

Houston, Texas
1919

Al sur de la ciudad de Houston el vampiro de ojos dorados observaba oculto como una joven caminaba por la ruta desierta. Podía oir como soltaba pequeños insultos con cada paso que daba y también como maldecía el clima caliente. El ojimiel no pudo evitar sonreir por la ocurrencia de aquellas palabras.

La mujer paro de golpe y quitó una de las cintas de su vestido para poder atar su cabello en un moño, el calor la estaba agotando.

El rubio poco a poco fue acercándose a la mujer, la cual al parecer no escuchaba los pasos del caballero. Giulia siguió caminando entre maldiciones, el sudor frío bajaba por su nuca mojando su espalda y provocando que quisiera llorar. El malestar había empeorado. Su estómago se contrajo y gimió del dolor. Agradeció haber amarrado su cabello, ya que, acto seguido vomitó a un lado de la ruta.

Sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a bajar por su mejillas, en ese momento Giulia deseaba la muerte y se arrepentía de haber escapado de aquel horroroso lugar. Se encontraba sola en medio de un pueblo desierto, en una ruta abandonada, sin agua ni comida. Lo único que llevaba consigo era un collar amarrado a su muñeca, el cual había sido obsequiado por su difunto esposo en su lecho de muerte y también, las alianzas de ambos.

La mujer quiso levantarse del piso, pero su cuerpo no reaccionó provocando que cayera y golpeara su cabeza fuertemente.

-¡Señorita! ¿Se encuentra bien?

Giulia miro alarmada a la voz proveniente, su vista era borrosa y su cabeza daba vueltas. Lo único que pudo distinguir fueron dos orbes dorados que la hipnotizaron y luego todo se volvió negro.

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