El viento susurraba secretos mientras Lucas Blackwood se paraba en el acantilado, mirando hacia el mar. La luna llena brillaba sobre las olas, y el eco de los acontecimientos pasados resonaba en su mente. Había descubierto la verdad detrás de la muerte de Elena Morgan. El ritual de las puertas había sido completado, y los mundos se habían entrelazado. Luna Bay estaba al borde del abismo, y solo él conocía la clave para cerrar la brecha. En el antiguo cementerio, Lucas había enfrentado a las sombras. Había hecho un pacto oscuro para salvar a su ciudad, pero el precio era alto. Cada noche, los sueños lo atormentaban: visiones de mundos desconocidos, criaturas al borde de la locura y la risa siniestra de aquellos que habitaban más allá del velo. El detective sabía que no podía volver atrás. Las sombras no olvidaban, y el poder del ritual seguía latente. Pero también había ganado algo: la verdad. Elena no había muerto en vano. Su sacrificio había revelado los secretos más profundos de Luna Bay. Lucas dejó caer una rosa blanca al mar, en memoria de Elena. La niebla se cerraba sobre él, y supo que su destino estaba entrelazado con el de la ciudad. Quizás, algún día, alguien más descubriría la historia de "Sombras en la Niebla" y se atrevería a cruzar el umbral entre los mundos. El detective se alejó del acantilado, con la certeza de que la magia y el misterio seguirían acechando en las sombras. Y así, Luna Bay permanecería como un faro en la niebla, atrayendo a aquellos dispuestos a descubrir la verdad.
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