Erase una vez, no importa donde, no importa cuando, un castillo. En el habitaba la más hermosa de las doncellas que se haya visto. Su nombre era tan dulce como su voz, Taylor. Ella estaba en edad para desposarse y... debo admitir que tenía miles de pretendientes. Esto no le gustaba para nada, ella pensaba que todos los hombres eran como los de la alta sociedad: orgullosos, machistas y estupidos. Hasta que conoció a otro hombre, muy diferente... Tal vez demasiado, un amor prohibido. Y aquí es donde entro yo, en esta historia, que, de algún modo,hizo que mi suerte cambiara.