Cuando Franco Giordano recibe un ultimátum por parte de su padre para casarse y sentar cabeza a cambio de todos los bienes familiares, lo pensará mil veces, todas las mujeres que se acercan a él lo hacen por dos motivos: el primero; placer, y el segundo y más relevante; su valiosa fortuna.
Para obtener la fortuna de su padre, debe casarse. Pero para él, ninguna de las tantas modelos que han pasado por su cama están a la altura, nunca se ha enamorado y no cree que pueda hacerlo, es un Casanova, su corazón no le pertenece a una sola mujer.
Elizabeth James, su mejor amiga o cómo prefiere él llamarla: Bett, es la única mujer en la cuál confía, y quién goza incluso de más poder que él, ella es una heredera, y si lo vemos por esos dos motivos es la esposa perfecta, excepto por una única razón: Bett ha sido gordita siempre, desde que él puede recordarla, no es su tipo de mujer. Pero como dice el dicho "Situaciones extremas, requieren medidas extremas"
Total, Bett lo conoce de toda la vida, sabe que haría cualquier cosa por él.
Franco tiene la maravillosa idea de crear un contrato prenupcial y ponérselo en frente a su mejor amiga.
¿Aceptará ayudar a su mejor amigo? ¿Qué pasará después? Descúbrelo leyendo esta maravillosa historia.
Regla #1: No te cases con tu mejor amigo.
Regla #2: Si te casas con tu mejor amigo, NO te enamores.
Regla #3: Si rompes la regla #2... estás jodida.
Isabella Cortez y Mason Miller llevan toda la vida siendo inseparables. Ella, la becada brillante que llegó al colegio privado de él por su inteligencia, no por su apellido. Él, el chico de oro del fútbol americano que es mejor atrapando balones que aprobando exámenes. Durante años fueron el dúo imbatible: sin secretos, sin mentiras... y sin ninguna posibilidad romántica.
Hasta que la vida (y un testamento ridículo) los mete en el matrimonio más absurdo de la historia.
El difunto padre de Mason dejó una cláusula en su herencia: si no se casa con Isabella, lo pierde todo.
Ella se ríe en su cara.
Ella dice que no.
Y ahora, están casados.
No hay de qué preocuparse. Siguen siendo los mismos. Solo que ahora deben dormir bajo el mismo techo y convencer a todos de que esto es real. Fácil.
Hasta que compartir casa se vuelve demasiado cómodo.
Hasta que una mirada dura más de lo debido.
Hasta que una noche cruzan la línea.
Porque si hay algo peor que casarte con tu mejor amigo por conveniencia, es romper la única regla que lo mantenía todo bajo control.
Y ahora... ¿Cómo demonios se sobrevive a esto?