Por su propia culpa, había perdido todo. Su hija, su escolta, su imperio. Y a él. La oscuridad en la que estaba crecía en cada instante y nunca se sintió tan devastado como cuando observó los filosos ojos rojos estrecharse en lamento. Su voz, perdiéndose para sus oídos al mismo tiempo en que su corazón se apagaba. Claude lo juró por su propia existencia. No iba a cometer los mismos errores dos veces. ------- En dónde Lucas nunca se durmió y se encargó de los asuntos con la familia imperial. Y conoció a un pequeño Claude desde su infancia.