Él la odiaba por hacerlo a un lado, aunque la entendía. Ella no lo había olvidado, pero lo intentó cada día. Sin embargo, no contaban con que al encontrarse, tantos sentimientos despertarían.
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Estaba en todos su recuerdos, en cada instante de su infancia, en cada travesura, en cada aventura, en las risas y castigos. Él fue parte de su vida, una muy importante. Pero... las cosas cambian, la situaciones también y debe mudarse, alejarse de ella cuando más vulnerable lo sabe, y él, ese chico que conocía mejor que a nadie, jamás volvió a ser quien solía ser.
Siete años después, Alena pierde a su padre, entonces el mundo, su mundo, como hasta ese momento lo concebía, se ralentiza y modifica a un grado tal, que debe dejar su casa, su hermano, abuela, su ciudad y amigos, incluyendo una vida familiar que ya no será más. Se siente perdida y lo único que la hace sentir algo, es esa tormentosa relación con la comida.
Entonces, vuelven a encontrarse, ya no tienen diez años, ya no es más alta que él, tampoco más traviesa, Andreas ya no es Lobo, porque ella, Alena, ya no es Conejo, como solían nombrarse en aquel cosmos donde habitaron hasta que él se marchó rompiendo, con ello, todas las promesas que se hicieron, el lazo indestructible que pensaron sería infinito. O eso es lo que los dos cree
A n a C o e l l o
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Una autocaravana era la solución para sobrevivir durante una semana, ¿pero y luego..? ¿Cuál era el plan? ¿Volver a Londres y vivir del cuento? ¿O simplemente dejarme llevar por lo que me rodea, con el chico que viaja por el mundo?