Solo un poco de tiempo...eso es todo lo que Tzuyu anhela. Ella lo quiere tanto, sea cual sea su formato: hora, minuto, día. Lo aceptaría todo, incluso un simple segundo. Unos cuantos segundos para poderle decir adiós de una mejor forma a su amada, unos segundos para despedirse de todas esas mujeres que tanto respeto y cariño le brindaron, unos segundos para poder disfrutar de las cosas sencillas que la vida tenía para darle antes de que todo se saliera de control. Poder ver el rostro de su esposa y admirar sus finos detalles que solo ella conoce, como sus disimuladas pecas, sus largas pestañas que chocan con sus mejillas sonrojadas, sus pequeñas marcas en toda su piel, sus blancos dientes dignos de un conejo, aquellos labios con una tonalidad que debería tener un nombre propio o aquellos ojos miel que le miran con tanto amor. Reírse de las bromas de Chaeyoung y probar sus variadas y deliciosas comidas, tener una tarde de películas con Dahyun y hacer una de sus típicas guerra de palomitas, sumergirse en lo profundo del bosque en busca de la belleza del mismo junto a Sana y fotografiar aquellas ardillas que lucen exactamente como su amiga o beber un par de tragos junto a Mina y cantar viejas canciones italianas que aprendieron en su primer viaje juntas. Quiere aprovechar lo que solía dar por sentado, porque ahora que ha cometido su peor error y ha apartado de ella a quien solía cuidarle las espaldas sabe que lo que tanto temía pasará. Hirai Momo vendrá por ella, viva o muerta.