Por alguna razón no estoy muerto. Corté mi yugular y me deje caer por un acantilado y aún así, pude sentir como se rompieron mis huesos al golpear con el suelo. Pude sentir como la sangre se escapaba de mi garganta y sobre todo, podía escuchar las voces de todos aquellos que perecieron ahí y se acercaban a mi. Devorarían mi cuerpo y alma. Que ruidosos, solo quiero morir y ya. Pero alguien los ahuyentó y me ofreció cambiar mi destino pero con la condición de no morir aunque lo intentara, aunque lo deseara. Más que una oferta parecía una orden. Mierda.