Un día silencioso, una extraña máquina se elevó sobre el cielo y al abrirse, una potente luz roja los cegó a todos durante minutos. Nadie sabía que ese era el fin de la civilización próspera que se había asentado durante siglos y cada quién tuvo que aprender a valerse por su propia cuenta, sin héroes que acudieran en el llamado de nadie. Dado su experiencia en artes marciales, (...) es contratado por un grupo de acaparadores de suministros para defender las bodegas; una de estas noches, un intruso intenta abrirse paso desesperado, no dejó de repartir puñetazos y patadas feroces hasta que su mejilla fue aplanada contra el suelo, y cuando la capucha que cubría su rostro fue retirada y el par de ojos de distinto color se clavaron en su alma furiosos, supo, que la responsabilidad de la que había estado huyendo durante años comenzaba a perseguirlo y cobrarle factura. [Colección Ambrosía]All Rights Reserved
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