En un reino del norte, un monumento inmortaliza una historia: un asalto, una masacre y la pérdida del valor junto con la muerte del príncipe heredero, de la amabilidad con la muerte de la princesa que le seguía en edad y de la inocencia con la muerte de una niña. El dolor fue arrastrado al reino de Azcapol, las lágrimas se derramaron y la felicidad se extinguió con la muerte de la reina. Cuanta pena flota con el viento, cuantas esperanzas se cargan en los hombros del único príncipe sobreviviente, y cuan desgarradora desgracia e impotencia apuñalan el corazón del rey que no pudo proteger a su familia. Cuanto odio y deseo de venganza desgarran los corazones, cuanta tristeza y anhelos traen los recuerdos. El viento anuncia el dolor, las voces piden justicia, y el tiempo proclama la guerra. --- Reinos ajenos a las desgracias pasan días pacíficos, algunas vidas terminan y otras comienzan, pero el flujo cotidiano se mantiene impasible. Niños inocentes juegan en los pueblos, crecen y ríen, ajenos al dolor. Fiestas y bodas se preparan a la distancia, juegos y risas se escuchan por doquier. No parece haber razón para temer o luchar. Y sobre todo, no hay razón para que alguien se aferre a un pasado que no consigue olvidar y que solamente manchará de sangre su destino.All Rights Reserved
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