Samantha era la típica protagonista del cuento de hadas en el que la princesa tenía casi todo lo que pudiera desear. Una belleza natural, inteligencia, habilidades para los deportes y las artes, una fortuna inmensurable y una mansión enorme. Sin embargo, tras mudarse en su último año de preparatoria decide que es su última oportunidad para conseguir lo único que no ha tenido, su primera experiencia sexual. Obviamente no es algo que pueda hacer sola, pero para su buena suerte, Mr. Pearson, su nuevo maestro malhumorado de gobierno, termina viviendo en su mansion y a disposición de sus caprichos.