Los humanos, cegados por su egocentrismo y vanidad, simplemente aceptaron las singularidades como una evolución más, implementando leyes para regular su uso en las calles y generando fuentes de trabajo para monetizar a costa de las desgracias ajenas. Durante más de trescientos años negaron la existencia de los Celestiales, dioses y arcángeles que bajaron de la tierra prometida con el objetivo principal de resguardar a los seres humanos. Ocultaron su historia y todo lo que alguna vez representaron para la sociedad, pero un incendio a las afueras de Ciudad Quing Quing desataría la confusión de Deku, el último descendiente de una raza aparentemente extinta.
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