La misión máxima de Rene Descartes fue demostrar que él mismo existía, al darse cuenta que no podía probar su existencia, llegó a la conclusión que dudar de su existencia es pensar, y el pensar es existir.
Cogito ergo sum
Si te corto un brazo sigues existiendo, pero si destruyo el pensamiento que genera tu cerebro te conviertes en cadáver, la conciencia como la luz de la vida.
Si reemplazamos nuestro cuerpo y dejan nuestro cerebro conectado a una máquina, seguiremos existiendo, hasta que nuestro cerebro se detenga y deje de pensar.
Pero si empiezan a sustituir partes de nuestro cerebro por piezas informáticas que imiten nuestra manera de pensar, ¿seguimos siendo nosotros?
Si colocamos el cerebro anterior a un cuerpo nuevo, uno cibernético, lo único que quedaría de nosotros, sería la esencia básica.
¿Nuestra conciencia o quizás nuestra alma?, presa en un caparazón