Yamaguchi Tadashi entra al Karasuno, conoce a Tsukishima Kei y por alguna extraña, muy extraña razón, cae rendido ante él. Fácil. Lo difícil es ser correspondido, y para hacerlo acude a la ayuda de tres jóvenes de tercer grado. Entonces descubre que, contrario a la creencia popular, los búhos no son tan listos y los gatos no son tan fanfarrones. ©Los personajes no me pertenecen, créditos a Haruichi Furudate.