Mi destino fue escrito el día en el que el profeta declaró en nombre de los dioses que mi llegada al mundo iba ser un símbolo de protección, eso significaba una vida aburrida destinada a satisfacer a los dioses casándome con uno de los hijos de Ragnar Lodbrok y a criar a mis hijos encerrada en casa esperando a que ellos decidiesen la hora de mi muerte y mi nombre quedara enterrado junto a mi cuerpo por no haber pisado una batalla ni empuñado una espada en mi vida, es decir algo memorable. Pero yo no estoy dispuesta a esto aunque esto enfade a los mismísimos dioses, Ivar sin huesos el primero que es el que parece ser dueño de todo mi ser empezando por mi mente, deseo y sentimientos.
-Liv por favor, ¿es qué no significa nada todo lo que ha pasado entre nosotros? -me pregunta Ivar esta vez cogiéndome de la cintura y atrayéndome hacia él.
-Te he dicho que me sueltes Ivar. -digo con tono serio intentando zafarme de sus brazos retrocediendo hacia la pared sabiendo que a él le cuesta mantenerse en pie con solo un apoyo.
Empujo con mis manos su pecho y justo cuando creo que consigo separarme de él, en un solo movimiento me da la vuelta y pone mi cuerpo pegado a la pared y justo después el suyo tras el mío impidiendo moverme.
-Sabes que no puedes resistirte, déjame recordarte la unión y la pasión que hay entre nosotros, te deseo Liv. -me dice susurrando al oído
Transcurre después del final de arcane, siguiendo la teoría de que Jinx escapó por los ductos de ventilación, y se fue en el dirigible para romper el ciclo, después de 3 años decide o más bien la obligan a regresar.
(las imagenés no son mias, créditos a sus respectivos autores)