Cuando Lucifer es desterrado por segunda vez, está ocasión siendo desterrado de su propio reino, cae en el reino mundano de su padre donde promete paz a cambio de que le permitan curar sus heridas allí para poder retomar fuerzas e ir a la guerra para recuperar su corona. El grave problema es cuando conoce a Emmeline. Fría, poco expresiva y ortodoxa, Emmeline Dahlia Bonde no tenía una pizca de piedad alguna a la hora de crear estrategias. La familia Bonde se caracterizaba por ser la bendecida de Dios, dado que el todopoderoso les había brindado una inmortalidad inigualable gracias a sus actos heroicos en la tierra. Emmeline siendo de aquella familia, se enfrentó al rey derrotado con una cordial sonrisa. -Que Dios perdone todos nuestros pecados. Lucifer sonrió, con sus ojos brillando, sedientos de acción. -Que la oscuridad se expanda, Emmeline.