Llegó el día en que las constelaciones tomarían forma humana para proteger a la tierra, mantener el equilibrio entre cuatro reinos que tenían la bendición de los dioses. Tres niños nacería de cada elemento y ellos serían criados por monjes que dominan el equilibrio entre poder y sabiduría. Ellos tenían la importante tarea de convertirlos en personas dignas de confianza.
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