Éramos, somos y lo seremos... Siempre desconocidos. Porque jamás conocí tu verdadero ser, y tú jamás intentaste conocer mi alma. Solo éramos soñadores, que caminaban por las calles, buscando una aventura que no nos pertenecía. Éramos, somos y siempre seremos, soñadores, que caminan dormidos por las calles de una ciudad llena de decepción.