Cuando Hanrleen Bonitattem escapó, a los 8 años, para aventurarse a explorar el mundo; jamás creyó que se toparía con aquellos ojos. Mucho menos llegó a imaginar que 19 años después esos mismos ojos podrían ser el camino a la perdición de todo lo que conocía, ¿o la salvación? Porque aquel día, en ese escuro paraje, Louis jamás imaginó que todo lo que había conocido y creído durante toda su vida, se derrumbaría en un instante al escuchar aquel llanto.