Cuando mueres, mueres. Así de simple. O al menos ese es el caso de la mayoría. Él siempre había sido una excepción. Morir, vivir o cualquier otro estado parecido parecía no importarle a su suerte. Porque ya era la segunda vez que murió. Y la segunda vez que siguió viviendo. Sin embargo, tenía que admitir que esta vez era diferente a la primera. Esa vez, fue como 'Aquí estoy' y pum... Muerto y cayendo al suelo como saco para luego despertar minutos más tarde delante de la muchísima gente que todavía no había muerto en la batalla y que cuando le vieron moverse, tuvieron que pensar durante al menos un momento como diciendo 'me han timado'. Porque no todos los días veías a un muerto levantarse vivito y coleando. Pero esta vez, no fue así. Se despidió del mundo como lo haría el mejor hitman en la existencia, con una pelea abierta llena de balas y contra básicamente un ejército de gente armado hasta los dientes. ¿Y lo mejor de todo? Haber masacrado hasta el último de esos estúpidos cabrones haciéndoles saber que solo habían logrado matarle a él y solo a él sin siquiera tocar a Vongola, que era su objetivo principal. Y aunque le habían matado, ellos murieron con una peor cara que él, porque se llevó a todos ellos con él. No me pertenecen Harry Potter ni Katekyo Hitman Reborn! ni la portada. Relaciones hetero y gay si es que hago alguna. Aviso de posible contenido con alguna palabrota.
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