- Hace muchos años, cuando no había nada, el Rey Sol bajó a la Tierra y sembró una flor de loto. La cuidó, la regó y le dió un toque de su luz con la punta del dedo. La flor creció y de ella nació un hombre. El primer Rey que pisó la Tierra... El Rey Loto Belláscopo. El Rey, tocó la piedra más preciosa y brillante sobre la punta del Monte Blanco- la montaña más alta y fría del mundo-; con su toque iluminó la joya, de un rojo sangre. La piedra creció, transformándose en una hermosa mujer, que deslumbró al rey. Dicha mujer era tenaz y bondadoza. Dura como una piedra y a su vez, blanda como una nube. Delicada como una pluma de pavo real y valiente como el mejor de los guerreros. El rey la amaba, y le entregaba todo aquello que el brillante corazón de la mujer deseaba. Ella a cambio le compartía de sus dones, y juntos reinaron, hasta que hubo un heredero... Bien clase! mañana hablaremos sobre la historia de la corona Bellasca. ¿Alguien tiene una duda? Me apresuré a levantar la mano, pues definitivamente tenía una duda carcomiendo mi cabeza desde que comenzó su historia. - Profesora, si al inicio no había nada ¿cómo se creó esa nada? El resoplido de algunos de mis compañeros de clase no tardó en inundar el lugar, acompañado de risitas burlescas por parte de las princesitas al lado mío. Esperé pacientemente la respuesta de mi maestra de historia del reino, pero solo recibí una sonrisa compasiva y el sonido del timbre que indicaba que la calse había terminado. Comprendí de inmediato que no conseguiría una respuesta a mi duda y me levanté pesarosa. Alguien chocó con mi hombro desde atrás, volteé para comprobar que era el único capaz de empeorar mi existencia cada día un poco más. Keo Belláscopo Pasó de largo con su estúpida sonrisa de suficiencia.