*AVISO: Esta novela se encuentra finalizada, más no corregida.*
A la luz de la luna todo puede ocurrir. Un saludo, un abrazo, un beso, una declaración, una correspondencia, un rompimiento y un reencuentro.
Este fue el caso para Ethan Edwards y Micaela Luna que, a pesar del paso de los años, esa curiosidad actuó como la chispa de un encendedor y solo bastó una simple y pequeña petición para que ambos se embarquen en la aventura más difícil de sus vidas en donde todo se pondrá a prueba: sus familias, sus amistades, pero sobre todo, ellos mismos. Personalidades muy diferentes, como un rayo de sol y una tormenta eléctrica, pero que cada una es el complemento de la otra.
El famoso refrán dice: "el que no arriesga, no gana". Y ellos ganaron todo en la vida.
Justo después de obtener el certificado de chef de primera clase y antes de que ese certificado hubiera estado en sus manos el tiempo suficiente para calentarse, se despertó. No solo envejeció diez años, sino que también tuvo dos hijos...
---
En ese momento, su nueva hija, que había perdido dos de sus dientes de leche delanteros y hablaba con un ceceo, señaló la pantalla del televisor y gritó: "¡Papá!"
En la pantalla, el emperador cinematográfico Meng Yan era extremadamente guapo y encantador. Hacia la cámara, su mirada estaba llena de sentimientos tiernos y cariñosos. Levantó la mano que sostenía las manos de una novia cautivadoramente hermosa. Llevaba un vestido de novia con cuentas de diamantes. En la parte inferior de la pantalla del televisor, el titular de la noticia se mostraba en letra grande: Meng Yan y la boda del siglo de la estrella en ascenso.
T/N: La segunda parte del resumen es engañosa. Esta no es una novela donde el personaje principal transmigrado se aferra al muslo del emperador de la película.