Ví en sus ojos esa llama malvada llena de avaricia y seducción, imaginaba el tono engreído de sus comentarios, junto con la ronqueza de su voz, Sabía que el estaba lleno de problemas y adrenalina, una adrenalina tentadora de captar, Estaba al tanto de todas sus aventuras y actitudes, Pero a pesar de todo, no fuí inmune a sus indicios de provocarme el sindrome de Estocolmo... El era mi secuestrador y yo su musa... Ojalá esa fuera toda la historia... Pero....como es posible contarla, cuando te enamoraste del ex de tu mejor amiga?