Acordes y palabras

A ella le gustaban las palabras.
A él le gustaban los acordes.

A ella le fascinaba aquellos mundos llenos de magia que se escondía detrás de palabras escritas con tinta en hojas en blanco, porque el mundo real no estaría preparado para tanta cantidad de poder y magia.
A él le fascinaba aquellos mundos que él mismo viajaba a través de acordes que al unirse creaban una melodía que conseguía que los latidos de su corazón se ralentizaran para que aquella tranquilidad y paz pudiera poseer su cuerpo.

A ella le encantaba el olor a café recién hecho.
A él le encantaba el olor a tabaco.

A ella la consideraban una romántica empedernida.
A él le consideraban una persona fría y sin ser capaz de realizar un acto romántico.

Ellos eran demasiado opuestos, él era luna y ella el sol; él era la noche y ella el día...
¿Y no es cierto que los polos opuestos se atraen o es solo un dicho? Eso lo tendrían que descubrir ellos dos.