Felix siempre había soñado con encontrar a su alma gemela en Navidad, una persona con la que conectar de forma tan profunda que sintiera que los dos eran uno solo mientras las luces doradas y el olor a chocolate caliente inundaban sus cálidos corazones en el frío invierno. Qué mala suerte que su hilo rojo terminara en... en él. «-¿Santa Claus? -Dios mío, ¿tan gordo me veo?»