Como si fuera nuestro último adiós, un muchacho nombrado Jota con un desinterés en lo social y material, capaz de guardar secretos que a futuro pudiesen causarle problemas, pero su total silencio lo arrastrara a Verónica una mujer que trata de aparentar algo que no es y que solo lo llega a percibir cuando este amor tan repentino le enseña la maravilla de lo simple. Dos jóvenes aun con percepciones distintas que los llevó a un amor donde lo común y ordinario se convirtiera en extraordinario, a pesar que su compañía no era para amar, si no para aprender. "Uno puedo odiar la misma canción que un día tanto amo".