Si hay algo que Aine odia, son las segundas oportunidades, pero cuando se encuentra atascada en recuerdos del pasado no sabe qué hacer. Creyó haber guardado su corazón en el fondo del baúl más grande de su ático, pero al parecer lo robó y lo conservó el chico que nunca espero volver a ver. Un sabio una vez dijo qué: si dos almas están destinadas a estar juntas, el mismo destino se encargará de volver a unirlos sin importar los obstáculos que la vida les imponga. Aine cayó una vez por error y el golpe fue duro, la segunda alguien la empujó a lo que ella esperaba el mismo dolor que hace años la hizo llorar, pero esta vez, hay alguien que prometió esperarla abajo. Al fin y al cabo que para el amor no hay filtros solo reflejos...All Rights Reserved
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